LA DESCONCERTANTE CRONOLOGIA DEL ANTIGUO EGIPTO

Establecer la cronología de un periodo de 3000 años no es tarea fácil. No solo conseguir un sistema de datación supone mucho tiempo y esfuerzo, sino que conseguir unanimidad en la población científica, en este caso la egiptológica ya que esta depende de diversas variantes y opiniones de toda índole tanto personales o de las escuelas o corrientes que se provenga su aprendizaje, el reto es aún mayor.  
Resulta desconcertante e incluso frustrante observar los contrastes que aparecen en distintas publicaciones a la hora de datar hechos concretos en su momento histórico. Es habitual referirse a la data que el autor hace referencia se utilice el termino de aproximación con la forma latina circa, con su “c” respectiva junto al año que se hace referencia.👀EL TORO APIS Y EL SERAPEUM DE SAQQARA👀EGIPTO Y ORIENTE MEDIO, BUSCANDO EL SINCRONISMO👀SINCRONISMO POR RADIOCARBONO (C-14)👀SINCRONISMO ASTRONÓMICO

Lista de gobernantes en la pared de un templo de Ramsés II, expuesto en el British museum

 

Cuando se estudia esta civilización hay que acostumbrarse a estas inexactitudes ya que es la misma ciencia la que no quiere llegar a un consenso y hacer de la egiptología una estructura consensuada y mostrando una seriedad como se merece, ya que hay oscilaciones entre autores entre 50 e incluso 200 años de diferencia sobre todo en los periodos más antiguos.  
Tal vez ya sea el momento de no buscar tanta precisión y si llegar a un consenso dentro de la misma egiptología, motivo por el cual no solo me lleva a escribir estas líneas sino que también a reivindicar esta actitud tan desorganizada y convertir las cronologías relativas, que solo conllevan discusión y debate sin llegar a ningún consenso, en “relativamente” absolutas, términos que pueden parecer contradictorios pero creo que sería necesario para darle más seriedad a esta ciencia humanista; no buscar precisión y si consenso, como se hizo al clasificar la historia de Egipto en dinastías, que sabemos que no dejan de ser relativas y no absolutas, pero se respetan simplemente porque están consensuadas. 

Ya en su día desde que descubrí esta ciencia humanista a mis tempranos ocho años, lo cual ya hace mas de cuarenta años, por la atractiva portada de un libro expuesto en un escaparate de una tienda cercana a casa que no podía pasar ante el sin fijarme en el y que el día de mi cumpleaños lo recibí como regalo, sufrí el desconcertante desbarajuste de cifras y datos de la historia de Egipto al consultar todo tipo de obras y que en ninguna había coincidencias cronológicas y que en su momento no entendí, como le ocurre a cualquiera al adentrase en ella, pero que aún hoy sigo sin entender como no existe una unanimidad y mientras siguen pasando los años sin haber un consenso y utilizando el mismo concepto de falta arbitrariedad. 

Desde siempre la egiptología se ha basado en los datos que nos aportó Manetón siendo este durante muchos años el único referente en el cual basarse para la datación de la historia de Egipto. Desde el principio de la egiptología se tomó como referente el punto de la unificación de Egipto por el faraón Narmer o Nemes de la dinastía I, y ya desde el principio los desacuerdos en datar ese acto ya eran evidentes, y a las pruebas me remito. 

Para Jean François Champollion la fecha concreta de tal hecho fue en el año 5867 a.C,  

Auguste Mariete 5004 a.C,  

H.K Brugsch 4455 a.C 

Françoise Chabas 4000 a.C 

K. Richard Lepsius 3892 a.C 

Ed Meyer 3180 a.C, Richard willkinson 2320 a.C,  

para Martin Bernal, James Henry Brested y James Mellaart 3400 a.C. 

Nicolas Grimal 3150 a.C. 

Hans Wolfgang Helk 2955 a.C  

J. Von Beckerath 3007 a.C....  

Algunas cifras nos pueden parecer descabelladas pero la mayoría de los nombres son de gente que han sido referentes en la egiptología y que demuestran con sus datos que no se basaban en ningún criterio más que en el suyo propio y mostrando sobre todo una falta de consenso. Pero por si las pruebas no son suficientes para reafirmar lo que intento explicar basta consultar esta pequeña y simple tabla. 

Dinastías  

Martin Bernal 

Jamess Henry Breasted 

James Mellaart 

Eduard Meyer 

Nicolas Grimal 

Hans Wolfgang Helk 

Jürgen von Beckerath 

Universidad de Cambridge 

Ian Shaw, Univ. Oxford.  

D-I 

3400 

3400 

3400 

3315±100 

3150 

2955 

3007 

3100 

3000  

D-II 

3200 

- 

3200 

- 

2925 

2780 

2828 

2900 

2890  

D-III 

3000 

2980 

2950 

2895±100 

2700 

2635 

2682 

2730 

2686  

D-IV 

2920 

2900 

2850 

2840±100 

2625 

2570 

2614 

2613 

2613  

D-V 

2800 

2750 

2725 

2680±100 

2510 

2450 

2479 

2494 

2494  

D-VI 

2630 

2625 

2570 

2540±100 

2460 

2290 

2322 

2345 

2345  

D-VII 

2470 

2475 

2388 

- 

2200 

2155 

- 

2181 

2181  

D-VIII 

2470 

2475 

2388 

- 

- 

- 

- 

- 

-  

D-IX 

2440 

2445 

- 

2360±100 

2160 

2160 

- 

2160 

2160  

D-X 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

2130 

-  

D-XI 

2140 

2160 

2287 

2137 

2133 

2134 

2119 

- 

2125  

D-XII 

1979 

2000 

2155 

2000/1997 

1991 

1991 

1976 

1991 

1985  

D-XIII 

1801 

1788 

- 

1797 

1785 

1946 

- 

1786 

1773  

D-XIV 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

-  

D-XV 

1750 

- 

1791 

- 

1730 

1655 

- 

1674 

1650  

D-XVI 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

1684 

1650  

D-XVII 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

1580  

D- XVIII 

1567 

1580 

1567 

1580/75 

1552 

1552 

1550 

1567 

1550  

D-XIX 

1320 

1315 

1320 

1320 

1295 

1306 

1292 

1320 

1295  

D-XX 

1200 

1200 

1200 

1200 

1188 

1196/86 

1186/85 

1200 

1186 

 

En la actualidad.

En la actualidad las cronologías del antiguo Egipto compiladas por los egiptólogos combinan tres sistemas diferentes de datación: 

El primer sistema en que se basa es en el de fuentes arqueológicas, que consta de dataciones llamadas relativas, pruebas de estratigrafías de excavaciones con estudio de la superposición de capas o estratos de la tierra en el terreno y la secuencia de datos que por la elaboración y sofisticación de objetos y obras que se van encontrando en las cuales es posible aplicar formas de seriación.  

El segundo sistema es el llamado cronologías absolutas, basadas en registro de calendarios, métodos astronómicos obtenidos de textos antiguos y sincronismo de hechos ocurridos en el mismo momento en otras civilizaciones contemporáneas como la Asiria o la Babilónica.  

En tercer y último lugar los sistemas científicos o de laboratorio, como el radiocarbono o la luminiscencia, que por medio de los cuales se pueden asignar fechas a tipos concretos de objetos o restos orgánicos en términos de medidas de descomposición o acumulación radioactiva.  

Teniendo todo esto en cuenta y con sus dataciones correspondientes las disputas y contradicciones dentro de la egiptología serían suficientes para llegar a un consenso, pero ni así se ha logrado.  

Modestamente lo mejor para eso es presentar una formula basándose en algo para que se consensue ya de una vez y olvidar de encontrar una cronología absoluta ya que eso seguirá siendo tema de debate, aunque sea relativa que provoque unanimidad que se vaya variando y actualizando a medida que nuevas pruebas aparezcan. 

Formula unánime. 

La unanimidad conseguida con los términos de componer el largo periodo histórico de Egipto en dinastías, como propuso Manetón, y sabiendo que estas no son reales sirven para una organización relativa, útil y sobre todo consensuada, hecho que no ocurre con las cronologias. 

Desde mi modesto punto de vista pienso que el error que se causó en su tiempo fue tomar como referente el mandato de Narmer o de la unificación de alto y bajo Egipto ya que sus épocas antecesoras, es decir las etapas Naqada y anteriores guardan una precisión ampliamente relativa y se siguen debatiendo, sin tomar como referente el concepto de respetar las duraciones de los periodos más documentados, como podría ser la época Ptolemaica, Ramésida y el reino nuevo en su globalidad, eso llevaría a tener más de un punto como referente y a que la precisión de fechas sea más próxima a la absoluta. Pero aún no suficiente, las etapas de los tres periodos intermedios tan caóticos que ni Manetón pudo documentar con seguridad y precisión en su tiempo hace de nuevo alejarnos de la realidad y volver a datos relativos.  

Los datos que nos pueden parecer absolutos hoy pueden dejan de serlo mañana por nuevos descubrimientos y hallazgos que rectifiquen estos primeros. Crear un orden cronológico y unánime no tiene por qué ser absoluto ni inamovible ya que volvería a ser un error al estar aun en la prehistoria de la egiptología como aún estamos en la actualidad, pero si crear un orden y no un desconcierto como el que muestra esta ciencia en la actualidad.  

Por mi parte podría parecer arrogante mi proposición de crear unanimidad cronológica, pero lejos mi actitud de dar esta impresión, si la propongo no es por otra razón por el amor a esta ciencia y brindarle todos mis respetos....  

La investigación 

Para seguir la investigación de la desconcertante cronología, o mejor dicho la caótica cronología egipcia, estoy usando diferentes fuentes para realizar un examen de gráficos, horquillado y baremos de fechas que muchas veces entorpecen más la labor en vez de ayudar. Meterse en una tarea así de proponer una consensualidad no es sencillo, para eso cogí la información cronológica como fuente de datos de casi 30 autores diferentes, que como cualquiera sabe la mayoría no coincidían unos con otros, ni en fechas ni en duraciones dinásticas, incluso entre algún autor u otro era bastante considerable la diferencia. saqué una media de ambos datos (fecha y duración) de cada autor para crear los correspondientes histogramas de frecuencia, variables, errores … La labor es tan tediosamente apasiónate que sus resultados lo son aún más. Pero evidentemente, como fuente de información de datos no solo me estoy basando en los cuadros cronológicos puramente dichos sino también en la información de datos científicos, como de hallazgos que han pasado las pruebas de C-14, que por desgracia tampoco hay tantos. Evidentemente también me baso en la arqueología, que desempeña un papel fundamental en la investigación cronológica, ya que los descubrimientos de tumbas, inscripciones, artefactos de toda índole y las destacables listas reales, son pistas imprescindibles e importantes que hay que tener en cuenta para determinar el orden y la duración de los reinados. Sin embargo, la falta de contextos arqueológicos claros y las incertidumbres en la datación de los artefactos pueden plantear desafíos en la construcción de una secuencia cronológica coherente. Por último, también tengo en cuenta, evidentemente, los datos astronómicos de posición y de astro arqueología, dataciones, como hizo en su dia Eduard Meyer, que involucran el análisis de eventos astronómicos registrados que han sido utilizados para establecer puntos de referencia. Sin embargo, la interpretación precisa de estos datos y su correlación con los registros históricos pueden presentar dificultades y generar posibles desacuerdos.  

Pero todos estos datos pienso que hay que tenerlos en cuenta para combinarlos y valorarlos sin descartar ninguno. Y es entonces cuando uno se da cuenta que la situación deja de ser desconcertante para convertirse en caótica e incluso hasta frustrante por vivir momentos tan cargados de impotencia que a uno mismo le cuesta entender y seguir adelante. La historia de Egipto es muy compleja en si misma, pero más compleja la hacemos nosotros mismos  

El camino se me hace lento, la verdad que ni se cuánto tiempo llevo en crear una modesta organización cronológica que creo necesaria y que ya expliqué mis intenciones en posts anteriores. Pero aquí estoy para seguir. 

 

ENLACES DE INTERES:

BIBLIOGRAFIA:
INTRODUCCION A LA ARQUEOLOGIA VERE GORDON CHILDE
CRITICA – 9788484324126
HISTORIA DEL ANTIGUO EGIPTO IAN SHAW LA ESFERA DE LOS LIBROS – 9788497343343
DIOSES, TUMBAS Y SABIOS. C.W. CERAN ISBN 10: 8423340791 / ISBN 13: 9788423340798
Editorial: Booket, 2001

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