LA CAOTICA TUMBA KV55

 

El 1 de enero de 1907 Edward R. Ayrton, patrocinado por Theodore M. Davis, empezó su tercer intento de excavación en el valle de los reyes y deciden hacerlo junto a la tumba de Ramses IX, concretamente en el lado sur de esta. 

Davis tenía un afán obsesivo por encontrar una tumba intacta y Ayrton, con tan solo 25 años y aunque había trabajado junto a Flinders Petrie, aún era un excavador inexperto 

Theodor M.Davis y Edward R. Ayrton


A escasos nueve metros de la tumba de Ramses IX encontraron unas ollas entre los escombros que iban sacando. Siguiendo el desescombro, entre capas endurecidas por el agua, hallaron unos escalones que conducían a la puerta de una tumba; tras bajar los 19 peldaños se encontraron un corredor con una inclinación muy pronunciada y lleno de lascas húmedas que se amontonaban llegando hasta a un metro escaso del techo

Entrada de la tumba.

 
Planos de la tumba

CORREDOR 

Al lado derecho de este entre los escombros asomaba un panel de madera con relieves e inscripciones recubiertas de láminas de oro; en el centro del corredor había una enorme grieta que dejaba filtrar el agua. El estado del corredor era tan lamentable que incluso era peligroso adentrarse en el, pero con la ayuda de unos tablones, colocados en su lado izquierdo pudieron pasar y llegar a otro pasadizo que aparentemente no mostraba tantas dificultades de paso.  

Detalle de los tablones con los que se ayudaron para cruzar hasta la cámara. Las grietas pueden verse claramente en la imagen.


CAMARA FUNERARIA  

Al final del corredor, por fin estaba la sala mostrándose en tan mal estado como estaba el resto del recinto


 

En sus paredes no había ningún tipo de inscripciones, podía verse la roca viva sin haberse acabado la tumba. Pisando con cuidado entre escombros y pequeños objetos se adentraron más en la cámara comprobando que las filtraciones de agua y la humedad habían deteriorado más aun el lugar. 

En cada extremo de la cámara, e indicando cada punto cardinal, como suele ser habitual, estaban los ladrillos mágicos tumbados en el suelo 

El del lado norte, está completo a excepción de un fragmento de un extremo, esta de barro del Nilo, secado al sol, con la superficie lavada con arcilla fina grisácea. 

El ladrillo del lado sur se usó, como es habitual, como antorcha en los rituales ya que después de la ceremonia fúnebre, esta antorcha fue reemplazada por una lámpara falsa. 

Ladrillos mágicos encontrados en la tumba
Entre todo ese caos, un sarcófago recubierto de oro, piedras semipreciosas y cristales descansaba en el suelo expuesto a goteos de agua de filtraciones. Estaba en muy mal estado de conservación, 

las tablas se desunieron, la madera se pudrió, el estuco se desprendió y las incrustaciones se desprendían con tan solo tocarlas.  

Detalle de la localización del sarcófago
El ataúd es de cedro, de forma antropoide, y consta de dos piezas, el receptáculo y la tapa, unidos entre sí por espigas; mide 1´75 metros de largo y 0´56 metros de ancho. 

El rostro de la figuración estaba cubierto con una máscara de oro, de espesor moderado, a la barbilla se le adjuntó una barba postiza, la cabeza estaba cubierta con una peluca similar a la de las cabezas de los vasos canopos, el cabello se divide cuidadosamente en pequeños mechones, con raya en la parte superior de la cabeza y cayendo verticalmente en todo su contorno, excepto en el frente donde se recogen hacia los lados de la cara en cinco filas superpuestas, cada fila disminuyendo en longitud, tallado en trozos de ébano insertado en la madera del ataúd y cubierto finamente con pan de oro. 


En la frente hay un ureus de bronce dorado. Los brazos se apoyan sobre el pecho; las manos cruzadas están cerradas y sostienen los emblemas reales, el báculo y el látigo; en las muñecas Son pulseras anchas adornadas con placas de vidrio multicolor. Para el resto de la superficie, la caja de madera se cubrió con una capa de yeso fino, sobre la cual se colocaba pan de oro, pero lo más sorprendente de el, es la falta de cartuchos reales y parte del rostro, que ambos fueron arrancados para no conocer su identidad. 

 NICHO 

En la pared norte de la cámara había un estrecho acceso que conducía al nicho de la tumba, donde había cuatro vasos canopos de unos 10 centímetros de altura y que sus tapas, esculpidas con la imagen de una mujer talladas de magnífico alabastro blanquecino transparente pero que apenas cerraban el vaso. 

Detalle de las tapas de los vasos canopos.
El exterior estaba decorado con una escena, aparentemente de una representación de algún personaje en adoración ante una divinidad, pero fue borrado con mucho cuidado.


 
La imagen estaba tan grabada que no fue posible borrarla y fue rellenada con pedazos de alabastro pulidos hasta el nivel de las partes adyacentes del jarrón.  

 INFORMACION DE LA TUMBA  

A la espera de que llegara de El Cairo el fotógrafo Robert Paul y el dibujante Lindon Smith para testimoniar el descubrimiento, Davis y Ayrton decidieron abandonar la recién descubierta tumba por unos días. Tiempo suficiente para que entre los ladrones de tumbas corriera el bulo de que en tal tumba los tesoros eran tan abundantes que los mismos excavadores no podían andar por la abundancia que había en ella. 

Ayrton aprovecho el tiempo de espera para hacer sus especulaciones de a quien pertenecía esa tumba y se lo informo al propio Gaston Maspero. Le dijo que posiblemente pertenecía a la reina Tiye y que curiosamente no había sido profanada por ladrones de tumbas ya que el oro seguía allí, sino que lo habían hecho en el momento del enterramiento, las imágenes de su hijo, Akenaton, estaban arrancadas de los relieves 

Al llegar Robert Paul, hizo unas imprescindibles fotografías, muchas menos de las que se podrían esperar para que la tumba estuviera suficientemente documentada gráficamente. Lindon Smith, realizo en menos de tres días los dibujos pertinentes de las inscripciones de los relieves de los paneles, incluso algunas piezas las ilustro en el barco de camino a el Cairo. 

Maspero hizo vaciar la tumba rápidamente ya que no le gustaba que estas estuvieran mucho tiempo en ser despejadas por miedo a saqueos como fue el caso de esta. 

Cuando las piezas se iban sacando de la tumba las láminas de oro desprendidas de los paneles andaban volando por el aire, incluso se cuenta que uno de los trabajadores tenía un trozo pegado en el cabello sin que se diera cuenta. 

Entre los objetos que fueron robados de la tumba estaba el collar que pertenecía supuestamente a la reina Tiye. Davis tuvo que volver a comprarlo en el mercado negro para incluirlo en el inventario de la tumba, trabajo tan caótico como lo era el estado de la tumba. 

Collar perteneciente a la reina Tiye que fue robado de la misma tumba y recuperado por Davis tras haberlo comprado
Debido a la desinformación, el poco interés de Davis por ella y su obsesión por encontrar una tumba intacta, la inexperiencia de Ayrton, los hurtos que se produjeron una vez descubierta la tumba y la presencia de varios nombres distintos en el ajuar funerario, hizo que el informe estuviera cargado de despropósitos e inexactitudes. 

Nadie se hizo del todo responsable de la tumba, no se alcanzó un nivel mínimo de rigor arqueológico, tanto las anotaciones, como fotografías e ilustraciones fueron inexactas y fragmentarias. Tampoco se contabilizo el número de objetos que se hallaron en la tumba y ni se indicó en la posición que fueron encontrados  

En 1910 el propio Davis hizo un libro sobre tal tumba que fue muy criticado por la población científica por la falta de rigurosidad y profesionalidad. 

PERTENENCIA DE LA TUMBA KV55

Davis estaba convencido que quien descansaba en esa tumba era una mujer y más concretamente la reina Tiye, Tanto fue así que su ensayo lo titulo The tomb of queen Tiyi Sin embargo, Elliot Smith, el anatomista que había

trabajado desde el Cairo para Maspero, aseguro que el esqueleto que se encontró en el sarcófago de la KV55 pertenecía a un hombre de una edad comprendida entre los 20 y 30 años, pero al saltar las especulaciones de su teoría, que incluso escribió en el periódico The times, acusándole que sus teorías tenían poca solidez y seguridad ya que el mismo confesó que trabajo con medios contaminantes para un análisis tan riguroso y certero. Pero en la actualidad se sabe que Smith estaba en lo cierto y con las pruebas existentes en la actualidad como explico en el artículo EL LEGADO OCULTO DE LA KV55, LA IDENTIDAD PERDIDA P-II (MISTERIO)  se sabe ciertamente que esos huesos pertenecen a un hombre de unos 25 años y que es el padre de Tutankamon.  

Las pertenencias a diferentes personas de los objetos de la tumba, también lleva, aún hoy, a especular de si realmente el recinto se trata de una tumba o de un chache donde se almacenaban simplemente obras sobrantes de otras tumbas como si fuera un trastero. 

Como dato curioso de la tumba, me queda añadir que durante el hallazgo de la tumba KV62 de Tutankamón en 1922 la enigmática KV55 fue usada como laboratorio fotográfico por el fotógrafo Harry Burton. 

A día de hoy la KV55 sigue estando envuelta en misterio y dudas, dudas que se van resolviendo pero que hacen que el entramado familiar sea aún más complejo y sorprendente como se explica en el artículo antes citado  

La situación es tan compleja que los análisis ponen en entredicho que Akenaton fuera el padre de Tutakamon como seguimos pensando ahora. 

Las especulaciones pueden ser miles, así como también las preguntas, lo que está claro que la KV55 está cargada de interrogantes. 

Como complemento a este articulo es aconsejable leer:

EL LEGADO OCULTO DE LA TUMBA KV55, LA IDENTIDAD PERDIDA. P-I (LAS PISTAS)

EL LEGADO OCULTO DE LA KV55, LA IDENTIDAD PERDIDA P-II (MISTERIO)

BIBLIOGRAFIA: 

The Tomb of Siphtah: With the Tomb of Queen Tîyi by Theodore M. Davis (Author 

Los últimos secretos del valle de los reyes, John Romer.  

Fotografias extraidas del informe de Theodore M. Davis, The Tomb of SiphtahWith the Tomb of Queen Tîyi