El toro Apis fue una de las divinidades más veneradas asociado principalmente con el dios Ptah y su culto se mantuvo por más de dos mil años. El toro era considerado un animal sagrado viviente, y tras su muerte, recibía entierros ceremoniales que rivalizaban en complejidad con los de los faraones. El principal lugar donde se desarrolló este culto funerario fue el Serapeum de Saqqara, una necrópolis subterránea diseñada para albergar los sarcófagos de los toros Apis.
Orígenes y significado del toro Apis
El culto al toro Apis se remonta, al menos, al reino antiguo, aunque algunos indicios sugieren que puede haber existido en fases anteriores de la civilización egipcia. Desde tiempos tempranos, los egipcios asociaron ciertos animales con deidades específicas, y el toro, por su fuerza, fertilidad y rol en la vida agrícola, fue considerado una manifestación divina.
Relación con el dios Ptah
El toro Apis era considerado la manifestación física del dios Ptah, la deidad creadora de Menfis, quien regía sobre la creación y la fertilidad. El toro, al ser una encarnación de Ptah, era venerado como un dios viviente durante su vida. Además de su asociación con Ptah, Apis también estaba conectado con Osiris, el dios del más allá, lo que le otorgaba una dimensión funeraria crucial.👀 TEOLOGIA MENFITA
Con el tiempo, el toro Apis también fue vinculado a Ra, el dios solar, lo que le otorgó un lugar aún más prominente en el panteón egipcio. Su rol como intermediario entre los dioses y los humanos fortaleció su culto y lo convirtió en uno de los elementos más duraderos y prestigiosos de la religión egipcia.
Características del toro Apis
El toro Apis no era cualquier toro, sino que debía cumplir con una serie de signos físicos específicos que lo distinguían como una manifestación divina. Según las fuentes clásicas, el toro debía tener:
Un triángulo blanco en su frente.
Una marca en forma de águila en su espalda.
Un escarabajo dibujado en su lengua.
Pelos dobles en la cola.
Una vez identificado, era trasladado a un templo y recibido con grandes ceremonias. Se le brindaba un trato especial durante su vida, y solo uno de estos toros sagrados podía estar en servicio a la vez. Su existencia era vista como un período de prosperidad y buena fortuna para Egipto.
Toro Apis con su característico triángulo sobre la frente |
El Serapeum de Saqqara: La Necrópolis de los Toros Apis
El Serapeum se encuentra en la necrópolis de Saqqara, cerca de Menfis, la capital del reino Antiguo. Este complejo subterráneo fue utilizado como el lugar de entierro de los toros Apis desde el reino nuevo hasta la era Ptolemaica. 👀SAQARA 👀MENFIS👀MOMIFICACION
Toro Apis momificado |
Orígenes
El establecimiento formal del Serapeum como un lugar específico para el entierro de los toros Apis se atribuye al faraón Amenhotep III de la Dinastía XVIII, aunque hay algunas evidencias de que existían enterramientos previos. Este rey decidió monumentalizar el culto a Apis y crear una necrópolis exclusivamente dedicada a los toros divinos.
El Serapeum consistía en una serie de galerías subterráneas excavadas en la roca donde los toros Apis eran enterrados en sarcófagos colosales de piedra. Estas galerías se expandieron con el tiempo, especialmente bajo los faraones de la Dinastía XIX, como Ramsés II, quien fue uno de los mayores patrocinadores del culto a Apis.
Estructura y Expansión del Serapeum
El Serapeum contiene dos áreas principales:
Las galerías más antiguas, que se extienden a partir del reinado de Amenhotep III y están ubicadas en la parte norte.
Las grandes galerías de la dinastía Saíta (Dinastía XXVI), que son las más grandes y monumentales, ubicadas al sur y que fueron utilizadas durante el periodo tardío.
Los sarcófagos que se encuentran en las galerías son enormes, llegando a pesar hasta 80 toneladas y estando hechos de materiales como granito, basalto y caliza. El tamaño de estos sarcófagos refleja la importancia de los toros Apis y la pompa funeraria que se les dedicaba.
Auguste Mariette y el redescubrimiento del Serapeum
En 1850, el arqueólogo Auguste Mariette, entonces un joven egiptólogo francés que trabajaba para el Museo del Louvre, viajó a Egipto con el propósito de adquirir manuscritos coptos. Sin embargo, durante su estancia en Egipto, quedó fascinado por las ruinas de la antigua civilización faraónica, especialmente por los relatos sobre un sitio en Saqqara dedicado a los toros Apis, mencionado por autores clásicos como Estrabón y Plinio el Viejo. 👀EGIPTOLOGOS (LOS PRECURSORES DE LA NUEVA CIENCIA)
Mariette tuvo la intuición de que bajo las arenas de Saqqara se escondía un monumento de gran importancia. Mientras investigaba el área, notó la presencia de una esfinge enterrada parcialmente en la arena. Esta esfinge era una de las muchas que marcaban el camino procesional que conducía al Serapeum.
Después de recibir financiamiento y permisos del gobierno egipcio, Mariette comenzó la excavación en 1851. Al seguir las pistas proporcionadas por las esfinges semienterradas, Mariette y su equipo desenterraron un camino procesional de esfinges que conducía a una entrada subterránea.
Finalmente, el equipo de Mariette desenterró el complejo del Serapeum, compuesto por una serie de galerías subterráneas donde se enterraban los toros Apis.
Función del Serapeum
El Serapeum no solo era un lugar de enterramiento, sino que también servía como un sitio de peregrinación. Los egipcios creían que el toro Apis mantenía su conexión divina incluso después de la muerte, y los visitantes dejaban ofrendas y placas votivas en honor a los toros enterrados. El complejo servía como un punto focal del culto, y las inscripciones dejadas por los peregrinos son una fuente importante de información para los egiptólogos.
Las inscripciones en el Serapeum
Las inscripciones son de gran valor para los historiadores, ya que proporcionan una cronología detallada de los reinados de los faraones y sus vínculos con los entierros de los toros Apis. Cada toro Apis era identificado en las inscripciones por el faraón que estaba en el trono en el momento de su nacimiento, y el faraón que gobernaba en el momento de su entierro. Esto crea una secuencia cronológica muy útil para entender los reinados y los eventos históricos de cada época.
Algunas de las inscripciones más importantes provienen de los faraones saítas (Dinastía XXVI), quienes promovieron un renacimiento cultural y religioso en Egipto. Durante esta dinastía, el Serapeum alcanzó su apogeo como un lugar de culto, con inscripciones cada vez más elaboradas y ceremoniales.
Las fases de culto
El culto a Apis y su necrópolis en el Serapeum experimentaron diferentes fases de esplendor y declive, reflejando las fluctuaciones políticas y religiosas de Egipto.
Reino nuevo: Amenhotep III y Ramsés II
Durante el reino nuevo, especialmente bajo el reinado de Amenhotep III, el culto a Apis fue institucionalizado en el Serapeum, y se construyeron las primeras galerías dedicadas a los toros sagrados. Ramsés II, uno de los faraones más poderosos de Egipto, también contribuyó significativamente al culto de Apis, expandiendo las galerías y dedicando más recursos al entierro de los toros divinos.
Ramsés II veía en el culto a Apis una manera de consolidar su poder y promover su imagen como "elegido de los dioses". En su tiempo, la ceremonia del entierro de un Apis se convirtió en un evento de importancia nacional.
Tercer periodo intermedio: fragmentación y lagunas documentales
Con el fin del reino nuevo y la llegada del tercer periodo intermedio, Egipto sufrió un proceso de fragmentación política. El control central de los faraones disminuyó y el país se dividió entre dinastías rivales, incluyendo los libios y los sacerdotes de Amón en Tebas. Esta fragmentación afectó el culto a Apis y el mantenimiento del Serapeum.
Durante el periodo de Ramsés XI (último faraón de la Dinastía XX), las inscripciones en el Serapeum se vuelven más escasas, y hay una notable laguna documental en los siglos siguientes. Sin embargo, en el reinado de Osorkon II (Dinastía XXII), se observa una restauración parcial del culto y del uso del Serapeum, lo que indica un resurgimiento del interés en las tradiciones religiosas.
Periodo Saíta y epoca Ptolemaica: auge del Serapeum
El periodo Saíta (Dinastía XXVI) fue una etapa de renacimiento cultural y religioso en Egipto, y el culto a Apis experimentó un resurgimiento notable. Los faraones saítas, como Psamético I, invirtieron recursos en restaurar el Serapeum y expandir sus galerías. Los toros Apis de esta época recibieron sepulturas aún más elaboradas, y las inscripciones proporcionan información detallada sobre los eventos de estos reinados.
Durante la Época Ptolemaica, el culto a Apis se mezcló con influencias griegas y se produjo la fusión del culto egipcio de Apis con el dios Serapis, una deidad greco-egipcia creada para unir las creencias religiosas de griegos y egipcios. Serapis era venerado tanto
Exploraciones posteriores y desarrollo del sitio
Tras el trabajo pionero de Mariette, el Serapeum fue estudiado y excavado en mayor profundidad por otros arqueólogos y egiptólogos. Jacques de Morgan y otros exploradores del siglo XX contribuyeron a la comprensión del sitio, revelando más detalles sobre el complejo subterráneo y su relación con otras partes de Saqqara.
El Serapeum fue objeto de trabajos de restauración en varias etapas, y hoy en día es un sitio visitado por turistas y arqueólogos interesados en uno de los cultos más fascinantes del antiguo Egipto.
Conclusión
El descubrimiento del Serapeum fue un evento crucial para la egiptología y para nuestra comprensión del antiguo Egipto. Las excavaciones de Auguste Mariette en 1851 revelaron no solo la necrópolis subterránea de los toros Apis, sino también un tesoro de información sobre la religión, la política y la cronología de Egipto. Desde entonces, el Serapeum ha sido una fuente invaluable para los arqueólogos, y su estudio continúa proporcionando nuevas perspectivas sobre el antiguo culto a los toros sagrados y su relación con la estructura del poder en Egipto.
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