SEJMET, LA DIOSA DE LA IRA Y EL RETIRO DE RA

 

La historia de la destrucción de la humanidad por Hathor, en su feroz forma de Sejmet, es un relato que subraya el poder devastador de la ira divina y la fragilidad de la vida humana frente a las fuerzas cósmicas. Este mito también revela el delicado equilibrio entre la justicia y la compasión, elementos esenciales en la relación entre los dioses y los mortales. 



La conspiración contra Ra 

En los tiempos antiguos, cuando Ra, el dios del sol, reinaba sobre los dioses y la humanidad, el envejecimiento comenzó a afectar su dominio. Los humanos, viendo la decadencia de su poder, empezaron a conspirar contra él, a ridiculizarlo cuestionando su autoridad y preparando una rebelión. Ra, al percibir la insurrección que se gestaba, se sintió profundamente traicionado y enfurecido. Como dios supremo, decidió tomar medidas drásticas para restaurar el orden y castigar a los humanos por su desobediencia. 👀 EL NOMBRE DE RA  👀 EL OMNIPRESENTE RA, FIGURA ENTRE LO RELIGIOSO Y LO POLITICO


El nacimiento de Sejmet: la furia de Hathor 

Para llevar a cabo su venganza, Ra convocó a  Hathor, una diosa conocida por su naturaleza benévola y protectora. Sin embargo, en esta ocasión, asumió una forma muy diferente y se transformó en Sejmet, la diosa leona, encarnación de la guerra, la venganza y la destrucción, dejando de lado el aspecto de madre amorosa y protectora del hogar. 
Sejmet descendió a la tierra con una sed insaciable de sangre y comenzó a desatar una masacre sobre la humanidad. Día tras día, sus rugidos resonaban por todo Egipto mientras se lanzaba sobre los mortales, destruyendo todo a su paso. La tierra se tiñó de rojo con la sangre de los caídos, y la humanidad se encontró al borde de la aniquilación total. 



La intervención de Ra: deteniendo la masacre 

Mientras Sejmet continuaba su brutal misión, la magnitud de la destrucción comenzó a inquietar a Ra. Aunque la había enviado para castigar a los humanos, no deseaba su completa aniquilación. Viendo la masacre que la diosa había desatado, Ra decidió que era momento de detenerla antes de que fuera demasiado tarde. 
Para hacerlo, Ra ideó un ingenioso plan. Ordenó que se prepararan grandes cantidades de cerveza, a las cuales se les añadió un tinte rojo hecho de ocre, dándoles el aspecto de sangre. Estas jarras de cerveza teñida fueron esparcidas por el campo de batalla, donde Sejmet continuaba su masacre. 



Cuando la encontró la confundió con sangre y dominada por su sed insaciable, comenzó a beberla en grandes cantidades. Poco a poco, la poderosa diosa leona empezó a tambalearse, embriagada por la cerveza acabo durmiéndose. Finalmente, su furia se calmó, y la destrucción cesó. Sejmet, transformada nuevamente en Hathor, recobró su naturaleza benigna, olvidando su sed de venganza. 


El retiro de Ra, la ascensión al cielo en la vaca celestial 

A pesar de la contención de Sejmet, Ra había quedado profundamente desilusionado por la rebelión humana. Su vínculo con la humanidad estaba dañado y cansado de la ingratitud y la violencia de los humanos, decide retirarse del mundo terrestre. Este evento marca un cambio significativo en la relación entre los dioses y los humanos, ya que antes los dioses interactuaban de manera directa con los mortales, pero después de este episodio, se retiran al cielo. 
Para retirarse, Ra monta en la Vaca Celestial, identificada con Nut, la diosa del cielo. Esta imagen tiene una profunda simbología. Nut, como diosa del cielo, representa el espacio cósmico que separa la tierra del reino celestial. La vaca, además, es un símbolo de fertilidad y abundancia, pero también de protección divina. Al elevarse sobre ella, Ra marca la separación definitiva entre los dioses y la humanidad. 



En el mito, la espalda de la Vaca Celestial forma el arco del cielo, creando el firmamento. Es en este contexto que se establece la idea de un "cielo físico", que sirve como la morada de los dioses. Ra, al retirarse al cielo, toma su posición en la barca solar, con la cual navegará diariamente por el cielo durante el día y por el inframundo durante la noche, un ciclo eterno que simboliza el movimiento del sol. 👀 LAS BARCAS SOLARES, ODA MARITIMA A LA ETERNIDAD 👀 LAS DOCE HORAS DEL PERIPLO VIAJE DE RA

La creación del cielo y los astros 

La vaca celestial no solo simboliza la retirada de Ra, sino también la creación del cielo como un dominio separado del mundo terrestre. En este punto del mito, Ra también dispone el orden cósmico. Establece la estructura del firmamento y ordena el curso del sol, la luna y las estrellas. Los textos antiguos mencionan que coloca estrellas en el vientre de Nut, y que el sol y la luna comienzan a moverse a través del cielo siguiendo el camino marcado por la Vaca Celestial. 
Este ciclo cósmico es el origen del orden del universo: el día y la noche, la vida y la muerte, y el continuo renacimiento de las almas. Así, aunque Ra se retira del contacto directo con los humanos, continúa manteniendo el orden del mundo desde el cielo. 👀 FUENTE TEOLOGICA HELIOPOLITANA

Ra en su nueva morada

Desde su retiro, Ra sigue siendo el vigilante del mundo desde el cielo. Aunque no desciende más a la tierra para interactuar directamente con la humanidad, sigue controlando el ciclo del sol, otorgando vida a través de su luz y su calor. Su función como el "ojo del cielo" continúa, vigilando a los humanos desde su trono celestial. Ra se convierte en un dios más distante, pero aún esencial para el orden del cosmos. 

el retiro de Ra


Además, en su forma de sol, Ra sigue el ciclo diario de la vida y la muerte, cruzando el cielo durante el día y viajando por el inframundo durante la noche. Este ciclo diario de muerte y renacimiento simboliza no solo el paso del tiempo, sino también el proceso eterno de renovación y regeneración en el cosmos. 
El mito de la Vaca Celestial encapsula temas de cambio de eras, la separación entre lo divino y lo mortal, y la creación del cosmos. Al retirarse, Ra marca una nueva era en la que los dioses ya no intervienen de manera directa en la vida humana, lo que sugiere que la humanidad debe vivir según el maat, el principio del orden cósmico, sin la guía directa de las deidades. 
La vaca celestial, Nut, simboliza el espacio cósmico, y la retirada de Ra al cielo representa un paso hacia la abstracción y el misterio en la relación entre los dioses y los humanos. A pesar de que Ra sigue siendo esencial para el ciclo de la vida, su distanciamiento sugiere que los humanos deben aprender a vivir con la responsabilidad de sus propios actos, bajo la mirada distante pero vigilante de los dioses. 
Este mito, por lo tanto, no solo explica la creación del cielo y la separación entre la tierra y el reino de los dioses, sino también la idea de que los dioses, aunque distantes, siguen siendo esenciales para el equilibrio y el orden del universo. 

El significado del mito 

El mito de la destrucción de la humanidad por Hathor (Sejmet) es una narración rica en simbolismo, refleja el poder absoluto de los dioses sobre la humanidad y cómo, incluso en su ira más feroz, existe la posibilidad de misericordia y redención. La transformación también simboliza la dualidad inherente en muchos dioses egipcios, capaces de mostrar tanto bondad como destrucción. 
Además, este mito subraya la importancia del equilibrio en el universo egipcio: la ira de los dioses puede ser devastadora, pero la compasión y la clemencia son igualmente poderosas. La intervención de Ra para detener la destrucción también puede interpretarse como una metáfora de la importancia de la moderación y el control en el ejercicio del poder. 
Este relato ha dejado una profunda huella en la mitología egipcia y ha sido recordado a lo largo de los siglos como un recordatorio de las consecuencias de desafiar a los dioses y la necesidad de mantener la armonía entre lo divino y lo humano. 

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