ZAKARIA GONEIM, UNA HISTORIA DE PIRAMIDES, INJUSTICIA Y MUERTE

 


Mohamed Zakaria Goneim (1905-1959) fue un arqueólogo egipcio de ascendencia copta. Inició sus estudios de Egiptología en la Universidad de El Cairo, donde obtuvo su diplomatura en 1934.

Su carrera arqueológica comenzó en 1937 en Saqqara, como asistente en las inmediaciones del complejo funerario del rey Unas (V dinastía).  

Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó como Inspector jefe del Departamento de Antigüedades del Alto Egipto en Luxor.  

Después de la guerra, fue transferido a Saqqara en 1951 como jefe de antigüedades, encargado de la protección y conservación de los monumentos de la zona.  

Colaboró estrechamente y mantuvo una gran amistad con el arquitecto egipcio Jean-Philippe Lauer en el complejo funerario del rey Zoser segundo rey de la III dinastía. 

Goneim, familiarizado con la pirámide escalonada en Saqqara, se sorprendía de la ausencia de restos de otras pirámides o monumentos de los sucesores de Zoser. A pesar del escepticismo de sus colegas, quienes señalaban que las pirámides generalmente no estaban enterradas, Goneim estaba convencido de que en algún lugar de Saqqara debían encontrarse construcciones de los sucesores de este rey.  

Decidió emprender la búsqueda de estos posibles restos, desafiando las expectativas de sus colegas y manteniéndose fiel a su perspectiva. 

Goneim llevó a cabo un estudio exhaustivo de la zona de Saqqara para verificar su hipótesis. Su investigación incluyó el Serapeum, al noroeste de la pirámide escalonada de Zoser, y se extendió a la zona que rodea las pirámides de Userkaf (V dinastía) y Teti (VI dinastía), así como a áreas cercanas con pirámides más pequeñas.  

Sin embargo, los resultados de su búsqueda fueron negativos, no encontrando evidencia de las construcciones que esperaba hallar.  


Goneim, al examinar detenidamente un mapa topográfico de la zona de Saqqara norte, identificó una terraza oblonga en la zona suroeste, cerca de los complejos funerarios de Zoser y Unas. Aunque se señalaba como una meseta natural, Goneim notó que su forma era demasiado regular para ser natural.  

LA PIRAMIDE DE SEKHEMKHET

Después de obtener el permiso y el apoyo financiero del Departamento de Antigüedades, inició excavaciones en la zona con un equipo de excavadores, incluyendo a personas de su confianza y trabajadores locales.  

En septiembre de 1951, comenzaron las excavaciones cerca de un afloramiento de mampostería en el borde occidental de la meseta, revelando un enorme muro de aproximadamente 20 metros de ancho y 8 metros de profundidad, construido sobre el lecho de la roca. Goneim dedujo que lo que estaba encerrado dentro de esta estructura debía ser de gran importancia. 

Tras determinar la naturaleza de la construcción, localizó las cuatro esquinas del complejo, revelando que su área total era mayor que la de la pirámide escalonada. Goneim sugirió que la estructura se construyó entre los reinados de Zoser (III dinastía) y Snefru (IV dinastía).  


A pesar de no encontrar la pirámide, un agujero sugirió la posibilidad de saqueo. Aunque la búsqueda inicial fue frustrada, Hofni, un capataz, informó sobre una estructura de mampostería el 29 de enero de 1952. Aunque algunos dudaban de la hipótesis de Goneim, se resolvieron los problemas de permisos y financiamiento, permitiendo la renovación de la excavación en septiembre de 1953.  

Al seguir la línea de piedras, encontraron la esquina inclinada de una estructura que confirmó ser parte inferior de una pirámide. Sin embargo, se planteaba la pregunta de la ubicación de la superestructura, sugiriendo la posibilidad de desmantelamiento en el pasado o de que nunca se completó posiblemente a la muerte prematura del rey. No se encontraron materiales de construcción cerca de la base, sugiriendo el abandono de los trabajos o posible robo. Los restos de la superestructura, de unos 7 metros de altura, indicaban que, si se hubiera completado, la pirámide habría tenido alrededor de 70 metros de altura con 7 niveles.  

Aunque no se conservó la pirámide, los enterramientos en la zona superior proporcionaron información valiosa sobre los procedimientos de construcción en el Antiguo Egipto. El acceso a las cámaras interiores seguía siendo un misterio. A pesar de buscar en la cara norte, no se encontró ninguna entrada. Sin embargo, a 25 metros de distancia, se descubrió una zanja excavada en la roca, que parecía dirigirse hacia la entrada de la pirámide. Tras retirar escombros, se reveló una puerta tapiada con mampostería, apuntando hacia la tan esperada cámara funeraria.  

El descubrimiento causó sensación, y el 9 de marzo de 1954, se convocó a la prensa y altos funcionarios para iniciar el desmantelamiento. Aunque la expectación era alta, el pasaje interior quedó bloqueado por escombros después de 20 metros, decepcionando a los invitados y dejando que Goneim y su equipo continuaran su trabajo. 

El equipo de excavación se esforzó por despejar el corredor de escombros, pero un lamentable accidente ocurrió cuando el piso se derrumbó, causando la muerte de un trabajador y generando un clima de temor y superstición entre el personal.


 

Los trabajos se paralizaron durante dos semanas, se reforzaron las medidas de seguridad y se apuntaló el techo para prevenir derrumbes. A medida que avanzaban, encontraron objetos de alabastro, incluyendo tazas, cuencos y platos, así como piezas de oro, como una varita hueca, pulseras y una caja para cosméticos. Sin embargo, el descubrimiento más importante fue una colección de pequeños frascos de cerámica con tapones de arcilla y un sello con el nombre "Sekhemkhet", el tercer soberano de la dinastia III, para el cual se comenzó a construir la pirámide.  

A pesar de la emoción, surgió la pregunta sobre la identidad de Sekhemkhet, ya que no aparecía en ninguna lista real conocida. Aunque la información era crucial para los historiadores, el equipo se desanimó al llegar al final del corredor y encontrar la pared de roca, indicando que los trabajos originales se habían abandonado. Ante la frustración, Goneim consideró abandonar temporalmente el trabajo hasta la próxima campaña de excavación. 

Después del lamentable accidente, el equipo de excavación, liderado por Goneim, continuó despejando el corredor de la pirámide de Sekhemkhet.  

EL SARCÓFAGO 

Descubrieron la cámara funeraria con un sarcófago rectangular de alabastro de 2.35 m de largo, 1.13 de ancho y 1.05 m de alto, cerrado de manera inusual y única. El sarcófago se abría desde un frontal con una pieza corredera que al tirar hacia arriba se levantaba a modo de guillotina. La emoción y el entusiasmo se apoderaron del equipo al darse cuenta de que la cámara funeraria parecía intacta y sin saqueos. Se convocó a los medios de comunicación para presenciar la apertura del sarcófago, que tuvo lugar el 26 de julio de 1954. Sin embargo, la gran decepción llegó cuando se descubrió que el sarcófago estaba vacío. Goneim sugirió que podría ser un enterramiento simbólico, similar a un cenotafio, pero la ubicación real de la tumba de Sekhemkhet sigue siendo desconocida. 


Después de la decepción al encontrar el sarcófago vacío, Goneim recibió críticas, aunque fue elogiado por el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser. A pesar de interrumpir los trabajos de excavación, Goneim se dedicó a conferencias y escribió el exitoso libro "The Buried Pyramid".  

Aunque hubo desilusiones mediáticas, los descubrimientos de Goneim revelaron un monumento desconocido, brindando información valiosa sobre la construcción de complejos piramidales en el Reino Antiguo y dando a conocer al rey Sekhemkhet, un logro significativo para la arqueología egipcia. 

UN INJUSTO FINAL 

Mohamed Zakaria Goneim enfrentó problemas más graves además de la decepción por el sarcófago vacío de Sekhemkhet. En Egipto, fue víctima de acoso oficial debido a la desaparición temporal de artefactos y alegaciones de su participación en el comercio ilegal de antigüedades. Se le acusó de facilitar la salida del país de una valiosa vasija que Jean-Philippe Lauer que había descubierto cerca del complejo funerario de Zoser dos años antes.  

A pesar de la falta de pruebas, Goneim fue interrogado varias veces por la policía, lo que resultó devastador para él. Su amigo Jean-Philippe Lauer trató de localizar la vasija, que finalmente se encontró en un rincón del depósito del Museo Egipcio de Antigüedades de El Cairo. Aunque Goneim fue declarado inocente, el acoso afectó su vida. Su amigo intentó nombrarlo director del Museo Egipcio, pero la tragedia ya se había consumado, destacando la devastadora influencia del acoso en la vida del egiptólogo. 

En enero de 1959, el cuerpo de Mohamed Zakaria Goneim fue encontrado flotando en el río Nilo tras supuestamente haberse suicidado.  

Después de su muerte, su nombre se relacionó nuevamente con el tráfico ilegal de antigüedades. Durante 1951-1952, Goneim descubrió el enterramiento de una mujer de la nobleza de la dinastía XIX, a quien llamó Ka Nefer Nefer. La máscara funeraria de madera de esta mujer, junto con otros objetos de las excavaciones de Goneim, fue transportada desde Saqqara hasta el Museo Egipcio de Antigüedades de El Cairo en 1959 para una exposición en Tokio que nunca ocurrió. Después, la máscara fue devuelta a Saqqara y enviada al laboratorio de conservación del Museo Egipcio en 1966. En 1973, muchos objetos del enterramiento de Ka Nefer Nefer fueron registrados en el Museo Egipcio, pero la máscara no estaba entre ellos.  

Busto de Ka Nefer Nefer expuesto en en el SLAM

En 1998, el Museo de Arte de San Luis (SLAM) compró la máscara por casi medio millón de dólares, alegando que provenía de una excavación en Saqqara entre 1951 y 1952. Surgieron sospechas de que la máscara fue robada en Egipto, y los hermanos Abouttam, condenados en Egipto por contrabando de antigüedades, estuvieron aparentemente involucrados en este turbio incidente. La documentación sobre el origen de la máscara, combinada con los registros del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, demostró ser falsa. La máscara permaneció en posesión del SLAM, a pesar de las solicitudes de devolución por parte de las autoridades egipcias. 

Lamentablemente, la historia de Zacarías Goneim nos deja reflexionando sobre la fragilidad de la vida y la injusticia que a veces permea nuestros destinos. La trágica conclusión de su vida nos recuerda que, a pesar de nuestros esfuerzos y virtudes, el destino puede ser implacable y caprichoso.

La historia de Zacarías Goneim nos confronta con la fragilidad de la existencia y nos exhorta a trabajar hacia un mundo donde la equidad y la compasión prevalezcan, para que otros no enfrenten un destino tan desigual e injusto como el suyo.

 BIBLIOGRAFIA

1957 Excavations at Saqqara: Horus Sekhemkhet, the unfinished step pyramid at Saqqara. Impr. De l´Institut Français d´Archéologie Orientale, Le Caire. Helck, Wolfgang 

2012 Mohamed Zakaria Goneim y el descubrimiento de la pirámide de Horus Sekhemkhe RAFAEL AGUSTÍ TORRES 

Ilustraciones de los planos Templos, tumbas y pirámides https://egipto.javiermolinero.es/index.html 

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