AMJESENAMON, UNA HISTORIA OSCURA TRAS LA MUERTE DE TUTANKAMON

Tras la repentina e inesperada muerte de Tutankamon sin dejar descendencia, su viuda, Anjesenamon, temía por su futuro incierto. 

El rito de la sucesión al trono era complicado y durante los setenta días que duraba el enterramiento, al nuevo sucesor había que hacerle la simbólica apertura de la boca para que el espíritu del fallecido pasara al nuevo cuerpo. 

Anjesenamon

En este caso era muy difícil encontrar un sucesor digno, Anjesenamon decidió buscar ayuda más allá de las fronteras de Egipto y decidió ponerse en contacto con el actual rey de los hititas Shupiluliuma I. 

Mi esposo ha muerto y no tengo hijos. Me dicen que tenéis muchos hijos mayores. Enviadme uno de vuestros hijos y lo hare mi esposo, pues no quiero casarme con ninguno de mis súbditos... 

La reina se mostraba asustada y preocupada, el rey de los hititas dudó de la sinceridad de esa carta y pensó que podría ser una trampa para enviar a Egipto a uno de sus hijos y ser tomado como rehén ya que ambos bandos eran enemigos acérrimos durante ese periodo. 

Shupiluliuma I


Anjesenamon no tenía tiempo para programar todo lo establecido y eso ayudaba al rey hitita a tomar una decisión. 

Llegar desde Egipto hasta la tierra hitita, la actual Anatolia, podía tardar como mínimo dos semanas y otras dos en regresar. Si el rey hitita tardaba en contestar, el plazo de la viuda terminaría sin haber conseguido su propósito. 

La carta fue contestada dudando de las palabras de la reina y ella le escribió nuevamente:. 

“¿Por qué habría de engañaros? No tengo hijos y mi esposo ha muerto ¿Creéis que si tuviera un hijo os escribiría de este modo humillante? Tampoco me he dirigido a príncipes de otros países, sino solo a vos. Dejadme uno de vuestros hijos y el reinara en Egipto...” 

La contestación de Amjesenamon fue convincente y Shupiluliuma I, tras tres meses desde la primera carta, mandó a su hijo Zannanza su otro hijo;, Mursilis II narró lo ocurrido  

Pero cuando mi padre les dio uno de sus hijos, lo mataron mientras lo llevaban allí. Mi padre se dejó dominar por la rabia, fue a la guerra con Egipto y atacó Egipto. Aniquiló los soldados de infantería y los conductores de carros de Egipto. Pero cuando traían a la tierra de Hatti los prisioneros que habían tomado, se declaró entre ellos una plaga y empezaron a morir. Cuando llegaron con los prisioneros a la tierra de Hatti, los prisioneros introdujeron la plaga en la tierra de Hatti. A partir de ese día comenzó a morir gente en la tierra de Hatti” 

Queda claro que no solo la conjura de la reina se desbarató, sino que también provocó que la enemistad entre egipcios e hititas creciera aún más, y es a partir de aquí que aparecen las dudas con varios personajes, sedientos de poder. 

¿Si la petición de Anjesenamón fuera cierta el acto podría ser tachado de alta traición o podría ser una trampa para tomar como rehén o asesinar a uno de los hijos del rey hitita para crear más enemistades entre ambos imperios? 

AY 

No se sabe cierto el origen de Ay, existen varias teorías al respecto. Se cree que fue hijo de Tuya y Yuya y por tanto hermano de la reina Tiye, esposa de Amehotep III, teoría que se sustentan simplemente por haber nacido en  Ajmin, ciudad de origen de sus posibles progenitores.  

Aunque su tumba fue encontrada (WV23) el cuerpo  de Ay no fue hallado;  se sabe con certeza que fue el padre de Nefertiti, esposa de Akenaton, y abuelo de las seis princesas que tuvo el matrimonio de Amarna, entre ellas Anjesenamon. 

Ay fue un alto dignatario en la época de Amenhotep III y un hombre también con fuerte influencia durante el reinado de Amenhotep IV (Akenaton) convirtiéndose en una pieza clave de la época. 

La fuerte influencia de Ay en la época de Amarna se prolonga hasta la etapa del nuevo reino de Tutankamon. Tanto es así que el mismo faraón niño lo deja como heredero del trono, testimoniado en la pintura de su tumba (KV63) como el que le realiza la apertura de la boca, en la que aparece Ay realizando el acto vestido de sacerdote Sem. 

Ay realizando la apertura de la boca al difunto faraon Tutamkamon, Representacion del acto recreada en las paredes de a tumba KV63


Tras la muerte del joven faraón, Ay, ya en avanzada edad, se casa por cuestiones políticas con su supuesta nieta y reciente viuda Anjesenamon para tomar posesión del trono. Su reinado fue breve, apenas cuatro años, pero tiempo suficiente para designar como heredero a su supuesto hijo, Natjim, el cual no sólo llego a ser rey, sino que además fue borrado de la historia y el cargo fue tomado por Horemheb. 

HOREMHEB 

Las primeras referencias que se tienen de Horemheb se remontan a la época de Amarna. Descendiente de una familia aristocrática tebana su boyante carrera militar lo convierte en el comandante de las tropas de Akenaton y durante el reinado de Tutankamon el general Horemheb junto a Ay acaparan todo el poder y el dominio del faraón niño. Se desconoce la rivalidad entre Horemheb y Ay pero se sabe que el general apoyó el reinado de este último, pero ya no aceptó la sucesión de Natjim y se apoyó en aprovecharse de su buena reputación militar y de sus victorias contra los hititas que tanto odiaba. 

El reinado de Horemheb destacó por su gobernabilidad de mano dura, pero también cambió un Egipto debilitado desde la época de Amarna en devolverle la grandeza que le caracterizaba.  

Horemheb


Al ser gran devoto de Horus restableció la oligarquía al clero. Como muestra de ello decidió borrar de las listas reales a todos los seguidores del dios Aton creando una condena a la memoria del rey Akenaton y al breve Semenejkara pero perdonando a Tutankamon debido supuestamente al control que tenía sobre él. El rey Ay no se salvó de ese olvido de memoria al que consideraba usurpador del trono; reutilizó su templo funerario y borrar todas sus inscripciones. Las listas reales muestran a Horemheb como el sucesor de Amenhotep III y a su reinado se suman los años que ocuparon los que él mismo mandó borrar de la memoria histórica, haciendo de su reinado una duración ficticia de 58 años en vez de los 27 reales. 

ANJESENAMON 

Fue la tercera hija de las seis que tuvieron Akenaton y Nefertiti. Esposa real junto a Tutankamon y al enviudar de este fue esposa de su posible abuelo Ay. 

Su paso por la historia fue breve y lo más desconcertante es que tras el matrimonio con Ay su pista se pierde y desaparece de los documentos egipcios. Lo cual lleva a pensar que Horemheb la hizo borrar de los anales de la historia por la purga histórica que realizó o que fue repudiada o asesinada por alta traición al escribir las cartas al rey Hitita. 

HIPOTESIS 

Las cartas enviadas al rey hitita Shupiluliuma I, barajan varias hipótesis sobre quién pudo escribirlas. 

Lo primero a considerar es que se escribieron en acadio, escritura con la que se comunicaban ambos reinos, y las transcripciones pueden variar. 



La historia se compone de doce tablillas redactadas por el hijo de Shupiluliuma I, Mursilis II, la séptima tablilla es la que describe el acto de desesperación que escribo al principio y continúa el texto con palabras del mismo hitita dando una explicación tan relevadora como desconcertante: 

“Cuando mi padre (Supiluliuma) estuvo en el país de Carquemish, envió a Lupakki y Tarhunta[?]-zalma al país de Amka. Fueron para atacar a Amka y traer desterrados, ganado vacuno y ovino a mi padre. Pero cuando los egipcios se enteraron del ataque de Amka, tuvieron miedo y como, para colmo, su señor Nibhuruiya había muerto, la reina de Egipto, Dahamunzu [?] envió un mensajero a mi padre y le escribió esto...” 

El texto, continúa con la demanda de la reina egipcia descrita al principio de este ártículo. 

Hasta la fecha no se conoce el nombre de ningún faraón con el nombre de Nibhuruiya, pero tal vez la referencia hace alusión al prenomen de Tutankamón Nebkheperura; y lo mismo pasa  al utilizar el prenomen de Meferkheperura perteneciente a Akenaton. Esta segunda opción nos lleva a pensar que si así fuera, la autora de la carta no sería Ankesenamon, sino Nefertiti. 

La misma confusión ocurre con el término Dahamunzu, apelativo que no hace referencia a ningún nombre en concreto sino que es utilizado por los hititas de forma genérica para designar el título de gran esposa real. 

Otra hipótesis sobre el origen de esta carta, es que no fuera escrita por ninguna de las dos posibles mujeres, sino que fuera mandada escribir por Horemheb como un señuelo para darle al rey hitita un escarmiento o motivo para declarar una guerra contra Egipto y al mismo tiempo culpar ante la opinión publica a Anjesenamon del escrito de esta carta. Buen plan para un ambicioso Horemheb que con una jugada conseguía doble victoria, dar donde más duele a su enemigo hitita y quitarse de en medio el último bastión que quedaba directamente de la monarquía con herencia de Amarna y así también poder limpiar la historia y su propia imagen ante los sacerdotes de Amon 

Lo único que se sabe cierto es que Amjesenamon, escribiera o no esa carta, al poco tiempo de casarse con Ay desapareció de todos los escritos históricos, tal vez por sentirse repudiada o por haber sido asesinada por alta traición. Las especulaciones siguen abiertas. 

BIBLIOGRAFIA

Dioses, tumbas y sabios  Ceram, C. W.  ISBN 10: 8475309410ISBN 13: 9788475309415

Egipto Historia De Un Sentido Assmann, Jan; Chamorro Mielke ISBN 10: 8496258459 ISBN 13: 9788496258457 

Ritos de amor y muerte en el Egipto antiguo, Natacha. MOLINA (Autor) 


 

 

 

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